Creció asfalto en la maceta
donde resistía el espíritu del campo.
El viento empujaba los días.
Yo escribía versos
en los huecos de mi persona.
Nadie los leería.
Nadie leía.
El viento empujaba los relojes.
Los relojes, los pasos.
Pasos que saltaban letras.
Nadie los leería.
Yo escribía versos invendibles
en los huecos del tiempo.
Nunca nadie me preguntó,
nadie nunca me tomó en serio.
14 de enero
u 8de abril de 2006
Excepto tú: gracias.
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