martes, 26 de septiembre de 2006

Las memorias

Sostenida en mis manos,
porque allí dejé mi memoria.
Te recuerdo en mis manos,
mis manos breves,
que contigo fueron mares,
grandes avenidas...
Nada pudo con ellas.
En la memoria de mis manos*
estás sostenida.
Los ojos olvidan,
la cabeza olvida,
la sangre olvida,
pero las manos,
los dedos,
aquellos dedos que cayeron
en cada uno de los huecos
que supieron hallar,
que supiste mostrarles,
éstos, éstos no olvidan.
Son pura memoria.
Y te sostienen,
y te recrean en mi propio cuerpo
imitando cada hueco,
repasando enseñanzas,
apaciguando vicios,
supliendo palabras,
negando heridas...
teniéndote así en su fiel memoria
sostenida.

*Tomado del título La memoria en las manos,
Largo lamento, 1975 , P. Salinas

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