Si cayó la muerte sobre Manhattan
tras el vuelo de los pájaros de odio,
por qué sorprenderme yo, tan insignificante,
con el vacío de la nada,
con la sombra del aire
o con el no ruido de todos.
Por qué sorprenderme si comienzo a morir.
¿Qué importancia tiene este vivir
en el que ya ni yo mismo vivo
o que con los que junto a mí habitan
haga noches que no cohabito?
Si la muerte se atrevió con Manhattan
por qué sorprendernos si se atreve conmigo.
Inspirado en el poema-canción Torres de Manhattan,
de Quique González (Pájaros Mojados, 2002)
No hay comentarios:
Publicar un comentario