Oigo la voz,
hebras de voz,
hebras de mar...
y más aún es bella su cabeza tostada.
Marchó.
Su cuerpo en mis brazos,
su sombra, a la espalda de todo.
Y más aún es bella su cabeza tostada.
Ya me sé amanecido entre lirios,
entre lirios de mar,
hebras de hambre y soledad...
y más aún es bella su cabeza tostada.
Es cálida y fría la vozde la noche última,
del alba primera...
y más aún es bella su cabeza tostada.
De la obra Violetas en el Helicón,
finalista en el II Certamen de Poesía Apolo y Baco
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