A la luz vertical de Manhattan
entre taxis como estelas de girasoles,
los edificios rasgan nubes como pezones infatigables.
Son árboles sin pájaros.
Los escaparates son mares calmos de champán
y las bocas de metro, madrigueras
con corazones taquicárdicos
y músicos de hablar alegre.
Allá, parecemos siempre
estar sentados en los brazos
de algún gigante sin rostro.
entre taxis como estelas de girasoles,
los edificios rasgan nubes como pezones infatigables.
Son árboles sin pájaros.
Los escaparates son mares calmos de champán
y las bocas de metro, madrigueras
con corazones taquicárdicos
y músicos de hablar alegre.
Allá, parecemos siempre
estar sentados en los brazos
de algún gigante sin rostro.
Otro 1o :)
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