jueves, 6 de noviembre de 2008

Los cambios

Tal y como nos indicaron
seguimos aquel camino.
No hicimos preguntas.
Era lo acordado.
Anduvimos con silencio.
Fueron años caminando
con y en silencio.
Un día tras otro.
Sin preguntas.
Era lo acordado.
Una mañana sin nombre,
de color inadvertible,
pero distinto,
vimos nuestros pies sangrando
y admitimos vagamente el dolor.
Tal y como nos indicaron,
proseguimos.
Sin preguntas
ni sombras de dolor.
Era lo acordado.
A la noche siguiente,
nos despedimos en silencio
y decidimos,
con vergüenza en los ojos,
darnos olvido
los unos a los otros.
Caminaríamos contra nuestras espaldas
y nadie relataría nada,
saciado el silencio
en la equívoca creencia
de que éramos libres.
Tal y como habían acordado.

«Algo debe cambiar para que todo siga igual».
El gatopardo, Giuseppe Tomasi di Lampedusa

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