lunes, 23 de febrero de 2009

23-F

Veintitrés de febrero de mil ochocientos diez.
José María Blanco White abandona Cádiz,
rumbo a Inglaterra, en el Lord Howard.
Este dato no importa.

Veintitrés de febrero de mil ochocientos diez.
Restan ciento setenta y un años, exactamente,
para que varios guardias civiles
tañan plomo en el parlamento,
la noche trayendo de pronto.
Esto, con todo, tampoco importa.

Blanco White y otros
abandonan.
A la espalda, el puerto de Cádiz.
Los demás, restan en España.
A la espalda, el Lord Howard.
Y ninguno sabe que,
en ciento setenta y un años exactamente,
se secarán gargantas.
Nadie nada sabe. Nadie sabe nada.

Diez de enero de dos mil nueve.
Escribo un poema
que quiere saber dónde ir.
Pero esto, con todo, tampoco importa.

Importa que no sé qué ocurrirá
en ciento setenta y un años exactamente.
Importa que no sé qué ocurrirá
en unos minutos
cuando despiertes
y me halles leyendo o escribiendo.
Importa que no sabemos nada.
Y, sobre todo,
que todos andamos inconscientes y esparcidos
por caminos cada vez
más estrechos.

A Covi.

2 comentarios:

  1. Qué poema, macho. Me encanta cuando hablas de esto incomprensible, esta idea tan rotunda que sólo nos deja existencialismo.

    "Por caminos cada vez
    más estrechos"

    ResponderEliminar
  2. Gracias, amigo.

    ¿Te suena lo de caminos estrechos? Jeje

    Lo importante es seguir en el camino.

    ResponderEliminar