Sangró heridas
que no sabían de sangre.
Huyó.
Tuvo que huir.
En sus pies el aire
ya no era el viento,
sino el eco del plomo.
Volvió.
Quiso volver,
dejando atrás los ojos
y casi todas las palabras.
Volvió lleno de sangre
que su espalda sangraba.
Volvió,
así lo quiso,
quizá para que hoy
orgulloso me declare
nieto de vencido.
que no sabían de sangre.
Huyó.
Tuvo que huir.
En sus pies el aire
ya no era el viento,
sino el eco del plomo.
Volvió.
Quiso volver,
dejando atrás los ojos
y casi todas las palabras.
Volvió lleno de sangre
que su espalda sangraba.
Volvió,
así lo quiso,
quizá para que hoy
orgulloso me declare
nieto de vencido.
31 de enero de 2006
A mi abuelo Lolo.
A mi abuelo Lolo.
debemos saber de que familia se viene para poder imaginar hacia que familia nos dirigimos. Historias de tiempo de silencio, que nos recuerdan lo que ya sabemos,pero que obviamos.El bienestar español tiene unos enormes y profundos cimentos de malestar,horror humano, asesinatos, huesos dispersados, miedos y traiciones. Memorias de una derrota que debemos convertir en victoria.
ResponderEliminarY que mejor victoria que el "no olvido"