Fue el año
en el que el verano
se tropezó con la primavera.
Todo comenzó a descolocarse:
las aves, por ejemplo,
no reconocieron el sur,
y el sur, por ejemplo,
se supo huérfano.
El año
en el que reconocí el miedo
no a que variara todo,
si no a que
este surrealismo real
me hallara
lejos de tus ojos.
OR-GU-LLO-SO
Yo habría temido algo parecido.
ResponderEliminarNo me importa que el mundo se vuelva del revés, pero que no me quite sus ojos. Sin ellos, me pierdo.