miércoles, 16 de mayo de 2007

La felicidad acróstica

Caídos mis yoes, uno tras otro fueron levantados.
Abandonados para después reeconcontrame.
Mientras, mis cenizas florecían en sangre, rojo estallido.
Pausado, detenido, quedó todo
Entorno a mi cuerpo renacido.
Oigo crujir el cielo que hoy no me cubre.
No puede: mi cuerpo no se debe a ningún Cosmos.
Estoy renacido y renaciendo en mí y más allá de mis ojos.
Sabré quien he sido y soy cuando mis pies vuelvan a mis pasos.

1 comentario:

  1. ... ave fénix que resurge de sus cenizas, y se somete a la transfiguración de Otro que se añade a quién fue o que quizás sigue siendo. Mientras tanto, destila el poderoso influjo de la creación y continúa en la travesía encendida que nos enrola como nautas en pos de la hermosura... ¡¡ Se feliz !!

    Gracias por "El patio de la memoria". Fueron un placer tus poemas. Enhorabuena.

    Pedro Luis Ibáñez Lérida.

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