El minutero y su giro sigiloso
e imparable
son un huracán de seda
que vomita recuerdos
más o menos
nítidos.
Queda sobre la mesa el reloj
y, junto a este,
una pequeña caja llena
de botones impares
e hilvanes muertos.
Cada botón vivió en una prenda
que yo, o mis padres, o mis hermanos
habitamos
presurosos
e inconscientes.
Cada botón es una foto,
un señuelo de hacer de memoria.
Entiendo que la caja
se ha hecho mano breve
y los botones pronto rebosarán
como piel muerta de montaña.
Miro mis ropas
y, en ellas,
los botones amados, amándose,
e intento adivinar
cuáles acabarán en la caja
y qué tipo de recuerdos
quedarán
a ellos abrazados.
e imparable
son un huracán de seda
que vomita recuerdos
más o menos
nítidos.
Queda sobre la mesa el reloj
y, junto a este,
una pequeña caja llena
de botones impares
e hilvanes muertos.
Cada botón vivió en una prenda
que yo, o mis padres, o mis hermanos
habitamos
presurosos
e inconscientes.
Cada botón es una foto,
un señuelo de hacer de memoria.
Entiendo que la caja
se ha hecho mano breve
y los botones pronto rebosarán
como piel muerta de montaña.
Miro mis ropas
y, en ellas,
los botones amados, amándose,
e intento adivinar
cuáles acabarán en la caja
y qué tipo de recuerdos
quedarán
a ellos abrazados.
A Fran Nuño,
amigo, poeta, editor, librero…
Amigo Antonio:
ResponderEliminarQue bonita sorpresa me he llevado al entrar en tu blog.
Precisoso poema que describe a la perfección lo que te comenté el otro día.
Muchas gracias.
Un fuerte abrazo.
Fran Nuño
Me ha gustado :)
ResponderEliminarAbrochamos botones para cobijar nuestros versos.Los desabrochamos para ofrecerlos... el alma se encapricha de vosotros...
ResponderEliminarEs un tesoro teneros...
¡¡ Sé feliz Hermano Poeta !!
Mi guiño...
http://pedroluisibanezlerida.blogspot.com/2008/04/leo-sobre-el-flgido-presente-de-tus.html
Pedro Luís Ibáñez Lérida.