Se hizo de día.
Y con la luz
vimos los árboles.
Estábamos
en medio del bosque.
Entre los árboles
vimos los perfiles de aire
de quienes no conocíamos.
La luz nos trajo los árboles.
Y perfiles desconocidos.
Hicimos piedra de nuestros pies
y neonatos de nuestros ojos.
Dejamos la luna reposar
tras nuestros hombros:
la nueva luz, cobre y agua,
trajo edificios de plata
y perfiles de aire
Y con la luz
vimos los árboles.
Estábamos
en medio del bosque.
Entre los árboles
vimos los perfiles de aire
de quienes no conocíamos.
La luz nos trajo los árboles.
Y perfiles desconocidos.
Hicimos piedra de nuestros pies
y neonatos de nuestros ojos.
Dejamos la luna reposar
tras nuestros hombros:
la nueva luz, cobre y agua,
trajo edificios de plata
y perfiles de aire
de quienes no conocíamos.
Estábamos en la ciudad.
Nadie dijo nada.
La luz nos era propia.
Nadie dijo nada.
La luz nos era propia.
¡Hay que trabajar el poema!
ResponderEliminarLa luz nos era propia es un gran verso.
Un gran verso.
Un saludo.