La luz enferma
sobre los cuerpos…
Te observo desde la ventana
mientras me esperas en el mismo banco,
bruma de silencio
y ansiar mío.
Hace noches que me rondan
ideas que te harían sufrir.
¿Qué ocurriría si,
ciertamente,
todo fuera fin,
y cada nube, o cada niño,
fuera susceptible
de ser la última, o el último,
si cada luna pendiera de la finitud
del hilo macabro
y nacieran mortajas en los vientres
de mujeres
y hombres?
Huiré y me precipitaré en ti.
Te abrazaré.
No alcanzo a más.
Hace noches que tengo miedo.
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